Un sorprendente descubrimiento.
"¿Qué ocurre cuando un asesino en serie es condenado y ejecutado, y meses después comienzan a ocurrir asesinatos que siguen el mismo patrón? El sheriff Nick Morelli no estaba preparado para enfrentarse a un caso así, y pidió ayuda a Maggie O’Dell, la mejor agente de homicidios del FBI. En una carrera contrarreloj, Nick y Maggie tienen que enfrentarse a una horrible verdad: quizá un hombre había sido ejecutado por unos crímenes que no había cometido y andaba suelto un asesino que parecía la encarnación del mal..."
Quería leer algo que no me descubriera nada nuevo, una novela de intriga fácil, y me encontré con una novela que, sí, es cierto que sigue el patrón clásico de este tipo de novelas, pero cuyos personajes enganchan.
La autora juega al despiste con el lector desde el principio hasta el mismísimo final con maestría, presentando a múltiples sospechosos de forma sutil.
Los dos protagonistas, Maggie y Nick, se hacen querer por ser "humanos": tienen defectos y... sí, sentimientos entre ellos que hacen que su historia común sea conflictiva y torturada, y aportan otra trama a la novela muy interesante.
El libro está bien escrito y bien traducido, lo cual también es un placer.
Hacía tiempo que no me "bebía" un libro. Éste creo que me ha durado un par de noches y algún rato robado a otra cosa.
¿Mi clasificación? Desde luego, no leer por las noches si eres de los que les cuesta conciliar el sueño, porque asegura el insomnio total...
Que os aproveche.
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